domingo, 19 de septiembre de 2010

Una salida 'rarita' por Collserola

Este domingo comprobamos dos cosas: que hay un rarito entre nosotros y que no todos los caminos llevan a Can Coll. Sí, colegas beteteros... es lo que leéis, ni más ni menos. Salimos ocho (Tito, Alfonso, Martí, Pere, Ramon, David, Pedro y el debutante Javi, alias el cuñao de la Montse).

La mañana era radiante y la temperatura era ideal para salir a dar un rulo en btt. El destino: Collserola. Todo iba bien. Enfilamos la ruta de Ripollet por el camino que transcurre junto a la línea férrea Mollet-El Papiol. Al llegar a la pasarela sobre el río Ripoll atravesanos Cerdanyola del Vallès hasta la entrada al parque de Collserola.

De allí a Can Catà y las terribles pendientes de acceso a la carretera del cementerio. Allí tomamos un sendero distinto al habitual recorrido que conduce al mítico puente de madera y que nos condujo a la pavorosa Matamachos mientras a nuestros pies el sol de primera hora de la mañana iluminaba Barcelona.



Renunciando a la Matamachos, tomamos la carretera de la Arrabassada hasta el camino que nos debía conducir al área recreativa de Can Coll, en Sant Cugat. Tras casi medio kilómetro de pronunciado y vertiginoso descenso, nos informaron de que la pista era instransitable más adelante. Tocó recular, pero de nuevo arriba nos dijeron que la pista estaba de puta madre. Así que enviamos una coballa (Martí), que al cabo de unos minutos regresó para confirmar que no se podía pasar. No todos los caminos llevan a Can Coll.

Tomamos otra ruta y al cabo de un rato desembocamos en Can Coll. Parada, fonda, vino con gaseosa, un medio de cerveza, siete torradas de butifarra, una de manchego, carajillos y chupitos de orujo de hierbas. Y aquí fue donde una achispada camarera nos puso sobre la pista: 'la torrada de queso es para el rarito'. Y Pedro a aguantar el cachondeo de la parroquia. Que si rarito para aquí, que si rarito para allá. Y por aguantar mecha, doble ración de orujo de hierbas y en la despedida hasta le tuvo que dar un par de besos a la moza. ¡Qué mal está el mercado si éste va triunfando así!

Así que después, piernas para que os quiero y a pedalear hasta Can Catà, Cerdanyola y Ripollet. Tomamos entonces el carril-bici que transcurre junto al Ripoll hasta ir a dar a Masrampinyo y de allí a la Llagosta y para casa. En total 35 kilómetros con buenas rampas y mejores descensos. Nos vemos en la próxima salida, colegas beteteros. ¡Salud y pedales!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,
Podéis dar la dirección exacta (o coordenadas) del Bonpreu ese dónde quedais? Lo he buscado en la red pero no encuentro na de na...
Igual me animo un dia.

Saludos.

Anónimo dijo...

41.520155,2.184809