Lluvia, sudor y sangre en Guanta-Zo

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Po zí. Hoy tuvimos todo lo que dice el título de esta entrada. A las 8 estábamos en el punto de encuentro habitual cinco cracks: Tito, Fonso, Pere, David y Pedro (Jordi R. excusó su presencia ante la amenaza de lluvia y Jonatan tenía que ir a un torneo futbolero). El caso es que empezamos a rodar con destino a Guanta, pero antes de recorrer 300 metros tuvimos que buscar refugio bajo el porche del frankfurt a causa de un diluvio. "Esto son cuatro gotas", pronóstico Fonso, alias Tomàs Molina. Se equivocó, pero le echamos un par de kinders y nos pusimos a pedalear como posesos.

Esogimos la ruta más fácil por temor a encontrar barro en la orilla más escarpada de la riera de Caldes y poco después de las 9 de la mañana estábamos en las estribaciones de Guanta. En el ascenso, la lluvia arreció y Pedro volvió a enfundarse el maillot del caracol (volvió a llegar el último). Lluvia y sudor. La sangre vendrá después...

Una vez entaulats hubo control antidoping, cortado con sacarina para el ciclista Sacarino, venta de cigarros a cambio de orujo de hierbas y acoplamiento de respaldo a un sillín para obtener una bici ergonómica. Vaya tontá.

Luego, descenso de regreso y lo mejor de la jornada. Llegando al Castell de Sentmenat, a Pedro se le ocurrió dar un saltito filigranero en un badén del camino. Resultado: GUANTA-ZO. Diagnóstico: golpe en la cabeza retenido por el casco (menos mal), abrasiones sanguilonientas en codo y rodilla izquierda, magulladuras en cadera y tobillo derecho, y dolor intenso en el hombro izquierdo. ¡Por tonto! ¡Qué ya tenemos una edad, joer! Tras la aplicación de agua milagrosa, se reanudó la marcha y regresamos a casa sin mayores incidentes.

Salud y pedales, colegas.